Opinión / Ensayos · 09/03/2023

Nicaragua: coyuntura 2023

*Por Oscar Rene Vargas 

El tiempo político juega negativamente a la dictadura. Esto quiere decir que ha perdido la iniciativa política estratégica. Toda acción que haga no logra revertir la situación a su favor, es decir todas las acciones políticas tácticas no logra cambiar el tiempo político a su favor, todo lo contrario las acciones se transforman en negativas por el efecto boomerang.

El problema fundamental es que la dictadura no puede resolver la crisis política con medidas represivas, más bien sus acciones profundizan más su aislamiento internacional y acelera la fractura interna, haciéndola más débil ya que otros factores continúan socavando sus pilares de sustentación.

El factor social se profundiza por la falta de empleo, los bajos salarios y la incapacidad de la gran mayoría de la población, incluyendo sus propios simpatizantes, de comprar los productos de la canasta básica.  Esto hace que la crisis de la base social orteguista se debilite y se fracture.

Por otro lado, la ola migratoria producto de la represión y el empobrecimiento de la población también afecta a la base social orteguista y la vez que el país continúa perdiendo capital humano lo que a su vez reduce la capacidad de para recuperarse en el corto plazo.

El factor económico es clave porque ha ido reduciendo la capacidad del régimen de ampliar su base social a base de prebendas y regalías, razón por la cual recurre a la represión para mantener su limitada base social que según la encuesta de CIG-Gallup es del 15%. De acuerdo con diferentes organismos internacionales el crecimiento macroeconómico en el 2023 será entre el 1.8% y el 2.3%, pero la situación microeconómica de los hogares será negativa. La inflación prevista es mayor que el ajuste salarial a las personas que tienen trabajo formal.  Al mismo tiempo, dada las últimas decisiones del régimen, incluyendo el cierre de todas las cámaras que conforman el COSEP, las inversiones extranjeras y nacionales se van a reducir aún más y por lo tanto, habrá menos empleos, más pobreza y mayor descontento social.  

Otro elemento que influye en el deterioro de la dictadura es el factor religioso.  Desde mediados del 2022, el régimen emprendido una represión más abierta en contra de la iglesia católica. Ha cerrado radio emisoras y otras instituciones católicas nacionales e internacionales, incluyendo a Caritas. Ha arrestado a sacerdotes, diáconos y seminaristas, condenando y manteniendo en prisión al Obispo Rolando Álvarez.  Ha prohibido las procesiones religiosas, impedido la entrada de sacerdotes al país, expulsado a curas y monjas; etcétera. Todos esto han impactado negativamente en los sentimientos religiosos de la población en general y en la propia base social orteguista, lo cual se traduce en un mayor debilitamiento de la dictadura.

El incremento de la represión (cancelación de la nacionalidad a más de 316 ciudadanos, expropiación de bienes, destierro a los 222 expresos políticos, cancelación de la personería jurídicas a las asociaciones empresariales, etcétera) ha hecho que el tema de la situación de Nicaragua se convierta en las últimas semanas en un tema importante de discusión entre los  gobiernos de América Latina y Europa; a eso hay que añadirle la declaración de los Expertos Independientes de derechos humanos de las Naciones Unidas quienes han calificado las acciones represivas de la dictadura Ortega-Murillo similares a las desarrolladas en la Alemania Nazi en la década de los treinta del siglo XX.  Y lo que es también importante señalar, este Grupo de Expertos de la Derechos Humanos del Consejo de Derechos Humanos de la ONU han pedido a los países que desde ya comiencen a abrir causa en contra de los responsables de los crímenes de lesa humanidad cometidos en Nicaragua entre Abril 2018 a la fecha y piden también a los organismos financieros internacionales que aún continúan brindando apoyo financiero al régimen que cesen de hacerlo e incluyan en sus programas el respeto a los derechos humanos. Todos estos elementos han venido a profundizar aún más el aislamiento internacional del régimen Ortega-Murillo.

Por lo tanto, la dictadura Ortega-Murillo no tiene la capacidad de revertir los diversos factores señalados que han contribuido a su debilitamiento y la perdida de legitimidad tanto a nivel interno como internacional, así como al proceso de fracturación de su base social se va a ir incrementando a medida que el tiempo político transcurra.

Ante este escenario, el régimen Ortega-Murillo ha adoptado al pie de la letra el consejo de Tomas Borge “Podemos hacer cualquier cosa, menos perder el poder”. Sin embargo, su margen de maniobra para permanecer en el poder se le estrecha más y más, por eso no sería nada extraño que en las próximas semanas o meses Ortega proponga adelantar las elecciones con el objetivo de ganar tiempo político ya que considera que la oposición esta desunida.

Previendo esa posible jugada del régimen, la estrategia inmediata de la oposición debe ser formar un frente único de lucha a en base a diez puntos básicos.  Para eso, recomiendo releer el documento que presento la Conferencia Episcopal al gobierno en mayo de 2014.  Considero que este sería un buen punto de partida para elaborar los puntos básicos que sirvan para la formación del Movimiento por la Unidad Nacional.   

Tenemos que estar claro que el régimen se encuentra muy frágil, tiene muchas fisuras internas y el proceso de descomposición continua a pesar de la represión. Tenemos que organizar un contrapoder que sea capaz de conducir el país hacia la restauración de la democracia, el respeto de los derechos humanos y justicia social su la caída.