Destacados / Nacionales · 24/07/2023

Sergio Marín, periodista nicaragüense: “Mi convicción es que soy más útil fuera de la cárcel, informando”

La dictadura tiene el 90% de los medios en Nicaragua y un 10% de credibilidad. Contrario a eso nosotros somos el 10% de medios en el exterior pero contamos con el 90% de la credibilidad y el aprecio por parte de nuestra audiencia”. Así dibuja la situación de la prensa nicaragüense el periodista Sergio Marín Cornavaca (61 años), director del portal La Mesa Redonda, haciendo referencia a datos de la Fundación para la Libertad de Expresión y la Democracia.

Marín es uno más de los informadores nicaragüenses que hoy ejercen su trabajo desde un exilio forzado. En su caso, desde la vecina Costa Rica, donde decidió huir hace dos años ante los crecientes señalamientos del régimen de Daniel Ortega. “Mi convicción era: yo no voy a estar en la cárcel, soy más útil fuera de la cárcel, informando”, explica el periodista cuando echa la vista atrás y recuerda cómo gestó la marcha de su país natal.

Marín consultó a sus fuentes en migración para saber si tenía algún impedimento legal que desconociera para salir, hizo las gestiones pertinentes para dirigirse a Costa Rica y esperó el momento propicio para cruzar. Fue el 20 de junio de 2021. Era domingo y le retuvieron más tiempo de lo usual. “Tuve que jugármela”, apunta en una conversación telefónica.

Entrevista realizada al periodista Sergio Marín Cornavaca por la colega Nuria López del diario español EL MUNDO

No fue una decisión fácil, yo dejaba a mi familia, con mi hijo exiliado por amenazas directas en Panamá y me vi obligado a cruzar la frontera”, relata Marín, quien se llevó todo lo necesario para seguir informando desde su plataforma. “Hay colegas que trabajan conmigo, prácticamente de manera clandestina en Nicaragua, utilizan seudónimos porque ellos no pueden ejercer abiertamente el periodismo, sin embargo nos pasan la información a nosotros, que procesamos y publicamos. Igual que hacen los cubanos, igual que hicieron en algún momento los venezolanos”.

A partir de las marchas contra el régimen de Ortega en abril de 2018, creció la huida de periodistas de Nicaragua. Marín pertenece a lo que él define como “la segunda oleada” de informadores que se fueron por temor a las amenazas –en la que también escapó Carlos Fernández Chamorro– y que todavía a día de hoy siguen llegando principalmente a Costa Rica.

Hay comunidades, localidades enteras, que ya no tienen periodistas. Puedo citar el caso de la Costa Caribe Sur, donde no hay periodismo independiente, todos prácticamente se han exiliado, lo que quedaron son los medios oficialistas”, dice.

Abril de 2018 supuso un gran desafío de la población nicaragüense hacia el sandinismo, que rápido puso en marcha la maquinaria represiva. Desde ese momento, los periodistas quedaron señalados, destaca el director de La Mesa Redonda. “Todos sin excepción quedamos marcados y sufríamos agresiones en las marchas”, continúa. El propio Marín fue atacado mientras realizaba un en vivo a través de sus redes. “Yo estaba junto a mi vehículo y prácticamente fue una turba de varios motorizados armados, llegaron, me golpearon, quebraron el vidrio principal de mi camioneta, me quitaron el celular (teléfono móvil), pero la gente intervino”.

Aunque el capítulo que “marcó mi vida” fue la cobertura del 13 de julio de 2018 de los acontecimientos vividos en el interior de la iglesia de la Divina Misericordia de Managua, donde pasó horas de “terror” mientras un grupo de aproximadamente 200 jóvenes buscaba refugio ante los ataques armados.

El estallido ciudadano vivido hace cinco años supuso un antes y un después, en opinión de Marín, porque “la máscara del líder revolucionario, conciliador, buscador de la paz del pueblo de Nicaragua se vino abajo porque se descubrió al verdadero dictador que era y siempre ha sido Ortega”. De hecho, Marín ya era muy crítico con Ortega antes del 2018. Lo hizo desde su programa de radio y los directivos de la emisora decidieron prescindir de él en 2017.

“Desde que Ortega regresó al poder en el 2007, hay varios hitos que reflejan la voluntad autoritaria del régimen y el afán de enemistarse con la prensa independiente”, explica Marín. “Todo un afán de silenciar al periodismo”, añade. Y así, explica, fueron surgiendo dos tipos de periodismo en Nicaragua: el “oficialista colaboracionista” y el “independiente”.

Sin embargo, los periodistas no son los únicos perseguidos en su país. Marín menciona a los religiosos, entre los que destaca monseñor Rolando Álvarez, que recientemente volvió a negarse a la expatriación que ya le ofreció Ortega cuando desterró a 222 presos políticos a Estados Unidos. También a los médicos, que tuvieron que exiliarse por atender a los jóvenes que llegaban con heridas de bala a los hospitales durante las protestas. O los estudiantes que fueron “criminalizados” y vieron borrados sus expedientes académicos. Por eso, este informador se define como “un número más de un casi 8% de la población nicaragüense que se ha visto forzada al exilio por las condiciones políticas”.

Hay un discurso de odio manifiesto en contra de figuras que de una u otra forma tienen un discurso relevante en contra de la dictadura y eso no discrimina”, añade Marín, pues hay quien “por opinar ha sido encarcelado”. Un mal que afecta a toda la región latinoamericana, según el director de La Mesa Redonda: “Los marcos jurídicos de los gobiernos autoritarios se están ajustando para ir en contra del periodismo”.

A pesar del panorama poco esperanzador en Nicaragua, el citado destierro de los 222 presos políticos dejó “aislado” a Ortega, en palabras de Marín, porque no fue respaldado por los líderes de izquierda que hoy gobiernan en América Latina.

Desde aquel 20 de junio de 2021, Marín está a salvo. El exilio no le está resultando fácil y se siente en un “limbo jurídico” al no poder oficializar su estatus. Tampoco es sencillo seguir haciendo periodismo sin ingresos, aunque no se rinde y busca nuevos horizontes. “Vamos a regresar a Nicaragua a ejercer el periodismo en democracia”, concluye.

Con Información de El Mundo