Opinión / Ensayos · 07/03/2023

Tregua Santa

*Por Humberto Ortega Saavedra

El pueblo insurrecto guiado, por nosotros los sandinistas, derroca en 1979 la dictadura de los Somoza, cerrándose el ciclo histórico dictadura militar-insurrección.

Entonces, se inicia el proceso histórico del ciclo revolución-democracia. Con grandes dificultades, errores, avanza y frena, sigue siendo objetivo imperioso que culminar.

Enfatizo: El autoritarismo: es una alteración del producto democrático que surge de la revolución, propicia el régimen hegemónico, casta, restrictivo de los derechos políticos. El totalitarismo de Estado lo pretenden extremistas, dictadura férrea militarista, partido único político que concentra todo el poder, extirpa el pensamiento opuesto, cercenando absolutamente la libertad, el orden constitucional.

Año 2018: En abril brotan protestas contra reforma seguro social, gobierno suspende reformas, cuando espontáneamente multitudes pacíficas en las calles expresan inconformidad política ante el régimen, la Policía es rebasada en su intento de evitar marchas, y reprime particularmente los enardecidos disturbios callejeros. Y, células opositoras armadas, sin ser una vanguardia política organizada, levantan ilegales tranques pretendiendo encabezar una insurrección popular, sin lograr arrastrar las protestas cívicas que rechazan la violencia.

La pugna se agudiza cruelmente, chocan ilícitos civiles partidistas armas en mano: paramilitares y atrincherados. Finalmente, la Policía desmantela impetuosamente tranques y protestas, auxiliada con parapoliciales improvisados. El presidente Ortega no involucra directamente al Ejército. En mayo, fracasa el intento de Diálogo Nacional convocado por el gobierno, por la alta polarización acentuada por la sangre derramada, y extremos en las partes, opositores por suplantar al gobierno, este por desmontar las protestas, endureciendo el poder.

Año 2019: En febrero se frustra otro intento de Diálogo Nacional. El radicalismo ideológico es expresado sectariamente por los confrontados. El gobierno reelegido en noviembre 2021 refuerza la tendencia dominante civil-policial, que desarticula la oposición política, encarcela diversos dirigentes de nuestra sociedad. Distintos opositores en el exilio, redes, son intransigentes, y alientan la venganza sobre los gobiernistas, y se oponen tajantemente a la negociación esperando el gobierno estalle violentamente. Los fanáticos opositores prometen represalias sangrientas a todos los sandinistas que derrumbamos a Somoza. Los más exaltados impugnan obras de progreso del gobierno por beneficiosas que sean, y surgen calificativos de enemigos y traidores, a quienes ejercen el derecho de criticar al gobierno.

Con el choque encarnizado del pasado, nuestra historia demuestra que no se logra someter al otro indefinidamente, ninguna fuerza puede exterminar a su contrario, aún y cuando lo vence; solamente avanzamos cuando se concilian intereses divergentes, con dividendos de las partes en la correlación real de poder, cuando los acuerdos favorecen a todo el pueblo, como fue el difícil proceso negociador, 1987-88-90, Esquipulas-Sapoá-Acuerdo de Transición, que vencen la guerra, triunfa la paz, sostenida desde entonces por las elecciones presidenciales cada quinquenio, pese a descalificaciones de algunas, es corregible.

Defender la histórica Constitución Política promulgada en 1987, en particular el principio de economía mixta-pluralismo político-no alineamiento internacional, que afianza la liberación nacional y la transformación social democrática, con el mercado generador de riquezas en armonía con el Estado democrático, que regula la riqueza nacional beneficie a la mayoría del pueblo. El voto de la ciudadanía es la esencia de la legitimidad y soberanía. El sistema de organización política, nacionalista-democrático-popular recoge principios liberales y socialistas, libertarios, debe asegurar la plena libertad, justicia y equidad social.

Liberados los 222 prisioneros políticos se abre una nueva y concluyente coyuntura, que exige alcanzar compromisos que garanticen elecciones libres el 2026, cuyo desenlace solucione definitivamente la crisis, con un pacto democrático de cohabitación nacional contraído por las fuerzas participantes. Desde ya, las opuestas corrientes políticas ideológicas altamente polarizadas, deben moverse flexiblemente hacia el centro político de entendimiento, sin modelos absolutos, convirtiendo la pugna en acuerdo, preservando cada uno su identidad, en donde todos quepamos nos gustemos o no.

Tregua: Con el recogimiento espiritual de la cercana Semana Santa en abril, cesar las partes nacionales la alta confrontación de odio, exclusión. Iniciando por distintas modalidades comunicación en aras de bajar la intensa polarización política, clima que apoyen sin sanciones los gobiernos involucrados, para facilitar alcanzar acuerdos básicos, viables con prontitud. La libertad del obispo Rolando Álvarez, contribuye en este esfuerzo de comunicación compleja.

De continuar polarizados a muerte en esta encrucijada, se desploma el país, el caos brutal se impondrá. Privilegiar la negociación, medio definido por el general Augusto César Sandino de “efectiva democracia” con el vigor de Rubén Darío, Pedro Joaquín Chamorro, Carlos Fonseca.

*El autor es general retirado.