Opinión / Ensayos · 17/07/2023

¿Y si fuera la tuya? Contestación a las autoridades de la UNAN–MANAGUA

Por Marco Aurelio Peña

Dedicado a las víctimas del ataque paramilitar a la UNAN–RURD 

y la iglesia católica Divina Misericordia el 13 de julio de 2018

Hace 5 años la dictadura bicéfala del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) ordenó un operativo paramilitar contra jóvenes universitarios y resto de autoconvocados que ocupaban a manera de protesta el recinto universitario Rubén Darío de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN–RURD). El asalto con armas de guerra se extendió hasta la parroquia Jesús de la Divina Misericordia, ubicada en la zona sur del residencial Villa Fontana, Managua, donde se refugiaron unas 150 personas (incluidos periodistas, sacerdotes, jóvenes universitarios y demás autoconvocados). Los civiles refugiados en el templo sufrieron las ráfagas durante unas 18 horas, resultando 2 víctimas mortales y varios heridos. Poco tiempo después de esta infausta fecha, las autoridades de la UNAN–Managua dispusieron colgar un infame cartel en el puente peatonal que une sus instalaciones de ambos lados de la calle. En el cartel se leía una pregunta incriminatoria:

“¿Y si fuera tu casa?”

Desde la versión de las autoridades de la UNAN-Managua, se buscaba “visibilizar” las pérdidas materiales que sufrió la universidad tras la ocupación del recinto efectuada por estudiantes universitarios el 7 de mayo de 2018; una acción contundente que se sumaba a la fuertísima ola de manifestaciones antigubernamentales que caracterizó, en esencia, la explosión social observada en abril del mismo año. La reacción gubernamental fue reprimir duramente el enjambre de protestas utilizando la fuerza letal contra la juventud universitaria y los demás sectores autoconvocados, lo que costó un centenar de vidas, incluidos menores de edad; por lo cual, la población civil tuvo que recurrir a estrategias de resistencia como instinto de conservación de la vida y en ejercicio del derecho universal a la legítima defensa.

El 19 de abril de 2018 los estudiantes universitarios ocuparon a manera de protesta los recintos principales de las siguientes instituciones académicas: Universidad Nacional Agraria, Universidad Nacional de Ingeniería y Universidad Politécnica de Nicaragua. Sucesivamente varias facultades regionales multidisciplinarias (conocidas como FAREM) de la UNAN-Managua experimentaron vigorosas ocupaciones y manifestaciones estudiantiles como legítimos métodos de acción no violenta y resistencia pacífica. Las rebeliones estudiantiles fueron determinantes para la explosión social como un todo y cada una experimentó su propia dinámica. Las universidades ocupadas no estuvieron a salvo de ataques, infiltraciones o desviaciones. Con un orden social completamente convulsionado y una fuerza policial convertida en guardia pretoriana al servicio de la familia dictatorial, los protestantes de buena voluntad fueron penetrados por elementos delictivos. Ante el estallido social, la decisión de los “psicópatas del Carmen”, al mando de una dictadura paramilitar, fue reprimir a sangre fría una rebelión ciudadana que demandaba libertad, justicia y democracia.

El ataque ocasionó severos daños en el interior de la Capilla de la Parroquia Jesús de la Divina Misericordia Foto: Marco Aurelio Peña.

En lugar de apostar por el diálogo y la negociación –como hubiera hecho un gobierno civilista y pacifista– las ocupaciones/manifestaciones en los recintos fueron constantemente atacadas con armas de guerra por grupos policiales y parapoliciales. El 13 de julio de 2018 los estudiantes atrincherados en el campus de la UNAN–RURD sufrieron una ofensiva paramilitar que se extendió hasta la parroquia Jesús de la Divina Misericordia, lugar donde los manifestantes encontraron refugio. La llamada “operación limpieza” en ese asalto dejó como resultado 2 jóvenes privados violentamente de su vida: Gerald Vásquez (recordado como “el chino”) y Francisco Flores (recordado como “el oso”), varias personas heridas, una capilla agujereada por el aluvión de balas y un incendio en el centro de desarrollo infantil del campus universitario. Los jóvenes universitarios cantaron el himno nacional al fragor de las metrallas y defendieron sus barricadas con heroísmo patriótico inspirador e inolvidable.

Eran estudiantes, no eran delincuentes; los delincuentes fueron los potentados que dieron la orden y los encapuchados que la ejecutaron en las narices de los organismos nacionales e internacionales defensores de DD.HH. Los “psicópatas del Carmen” desataron con lujo de saña el paramilitarismo como una forma transfigurada de los mecanismos de represión del somocismo. De este amargo episodio se infiere que la bota militar o paramilitar como instrumento de opresión del poder político –sea de izquierda o de derecha– es, siempre y en todas partes, enemiga de la sociedad civil. El color del uniforme no importa cuando la ciudadanía sufre hondamente los bajos instintos de seres deshumanizados que se prestan al desgarramiento del tejido social como heraldos de la muerte al servicio de inquisidores que odian y persiguen la libertad humana en su sentido más abstracto y práctico.

Cartel colocado en 2018 sobre la pista principal del Recinto Rubén Darío de la UNAN-Managua. Foto: Tomada de El Nuevo Diario.

Tiempo después, el cartel con la leyenda “¿y si fuera tu casa?” se volvió sucio y raído como la conciencia de las autoridades de la UNAN–Managua. El plan ha sido encubrir y falsear la memoria histórica de uno de los ataques armados más dantescos que un gobierno ha lanzado contra un recinto universitario –ocupado por juventud universitaria y demás población civil a modo de protesta– en la historia moderna. La clase estudiantil de Nicaragua en 2018, semejante a la de Argentina en 1918, a las de México y Francia en 1968, a la de China continental en 1989, sintió en carne propia la ira del establishment cuando se le desafía y cuestiona al punto de hacerlo temblar. Periodistas, activistas, líderes estudiantiles y sacerdotes se sobrepusieron al miedo y al nerviosismo para informar al mundo, actuar y ayudar con la hazaña de que los manifestantes sobrevivieran a aquellas fatídicas 18 horas que se prolongaron hasta el amanecer del 14 de julio (día de la bandera nacional).

La leyenda que aparecía en el cartel “justicia para la UNANManagua” en realidad se decodifica como plomo para quienes se rebelaron contra el FSLN (la familia dictatorial). La auténtica aplicación de justicia para la UNAN–Managua será aquella que procesará judicialmente a los responsables por los estudiantes universitarios asesinados, encarcelados, expulsados, golpeados, amenazados, asediados y exiliados. El peso de la ley caerá también sobre los autores y ejecutores de represalias y despidos antirreglamentarios en perjuicio de docentes y trabajadores administrativos. Una nueva universidad pública supondrá un proceso de saneamiento, reestructuración y des–partidización política en aras de dotar de libertad académica y autonomía universitaria a la institución educativa.  

En consecuencia, con espíritu de abril y pluma rebelde –fustigadora como la del escritor ecuatoriano Juan Montalvo– le contesto a cualquiera de las autoridades de la UNAN–Managua con otra pregunta:

¿Y si fuera la tuya? ¿Y si fueran tus hijos?

  • Si fuera la tuya, ¿habrías permitido la partidización política de tu casa con agrupaciones partidarias, símbolos partidarios y actividades partidarias ajenas por completo a su razón de ser y en abierta violación a su autonomía?
  • Si fuera la tuya, ¿habrías aceptado que poderes externos tengan el mando en tu casa, ejerciendo sistemáticamente mecanismos de control político y encuadramiento colectivo, como lo hacen sobre el estudiantado y profesorado?  
  • Si fuera la tuya, ¿habrías tolerado un asalto paramilitar con armas de guerra contra tu casa, en condiciones extremadamente desiguales, con la sevicia de las dictaduras militares del siglo XX?
  • Si fuera la tuya, ¿habrías autorizado o actuado con indiferencia mientras tus hijos eran heridos y privados violentamente de sus vidas por grupos policiales y parapoliciales?
  • Si fuera la tuya, ¿habrías consentido que poderes externos expulsaran y echaran, sin debido proceso y sin derecho a la defensa, a gente de tu casa, como lo hicieron contra estudiantes, docentes y trabajadores?

No se olvida la aberración jurídica de la resolución No 13-2018 que impuso por vías de hecho la expulsión de 82 estudiantes universitarios, coartándose arbitrariamente su derecho a la educación superior. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) registra al menos 150 expulsiones académicas de las universidades estatales. Ustedes cargan a cuestas la responsabilidad jurídica por las múltiples violaciones a los derechos humanos en perjuicio de los estudiantes universitarios. Sus fechorías han pervertido a educadores, pedagogos y académicos al metamorfosearlos en colaboracionistas que bailan el son y ton del poder político que enlutó al país entero al dejar huérfilos a padres y madres nicaragüenses por la arremetida rabiosa contra la juventud y el estudiantado; todo por cumplir los delirios de un par de enajenados mentales que jamás en su vida completaron un año de universidad.

La UNAN–Managua no es su casa y sus estudiantes violentados no son sus hijos. Por tal razón, son incapaces de empatizar con el vasto dolor infligido. El mantenimiento de esa casa no les cuesta porque le cuesta al contribuyente al ser una institución pública. Son ustedes quienes han desvirtuado el servicio público y la enseñanza universitaria al desempeñar el papel bergante de operadores políticos. El sueldo, la posición y la jubilación seguramente “valen” su deshonra ante la sociedad. Son corresponsables del fenómeno de descomposición moral de una casa de estudios al convertirla en guarida de espías y fanáticos premiados con grados académicos y plazas permanentes. Debido a su coautoría y complicidad, la universidad pública no tiene gobierno universitario pues en ella manda el FSLN; en otras palabras, la dictadura familiar Ortega-Murillo. 

Los sobrevivientes del 13 de julio de 2018 quizás sigan teniendo pesadillas con las ráfagas de tiros y el olor a pólvora en un ruido ensordecedor de lamentos. Pero cada vez que ustedes recuerden el cartel con la leyenda “¿y si fuera tu casa?”, recordarán también su contestación rebelde, indignada e incómoda: “¿y si fuera la tuya?; ¿y si fueran tus hijos? Si fuera su casa y si fueran sus hijos estarían del lado correcto de la Historia.

Una institución académica usurpada, degenerada y sometida a la dictadura

Ramona Rodríguez, Rectora de la UNAN-Managua y Presidente del CNU, junto a Rosario Murillo y Daniel Ortega, pareja dictatorial de Nicaragua, durante un acto partidario del FSLN. Foto: César Pérez.

La UNAN–Managua se ha vuelto un nicho de conductas biopolíticas parasitarias, clientelares y prebendarias. Se trata de un gran contubernio entre operadores políticos del consejo universitario, dirigentes de la Unión Nacional de Estudiantes de Nicaragua (UNEN) y militantes de la red partidaria por facultades (incluyendo decanos/as, secretarios/as académicos/as, docentes, trabajadores y miembros de sindicatos). Estos anillos de poder afines y leales a la dictadura acusaron a los estudiantes atrincherados de robo, saqueo y destrucción de infraestructura y mobiliario del campus para encubrir la verdadera causa de las cosas y allanar el camino a la impunidad. Los catedráticos que cerraron fila con la dictadura no han tenido una actitud académica, sino epidémica al padecer un fanatismo patológico que los ciega y sesga frente a la verdad de los acontecimientos.  

Se sabe a ciencia cierta que el statu quo es, en esencia, el mismo en FAREM Carazo, FAREM Matagalpa, FAREM Estelí, FAREM Chontales y en cualquier recinto de la universidad pública: una fracción de la población universitaria partidaria y fanática acapara los controles de mando de la institución académica para dominar y sojuzgar al resto de la comunidad académica. La gente inteligente, decente y capacitada, de principios definidos y buena voluntad, está vigilada por los ojos y oídos de la dictadura sandinista que se riega como la roya en los cafetales. En la UNAN–León es la misma trama sólo que en lugar de UNEN el estudiantado es controlado por el corrompido Centro Universitario de la Universidad Nacional (CUUN).

La degeneración actual de la UNAN-Managua –lo mismo que la universidad pública en su conjunto– se debe a su prosaica usurpación y sometimiento a la dictadura, precedente terrible para América Latina y el mundo entero. El monstruo político dentro de la universidad es como una Gorgona Medusa petrificando y fragmentando en mil pedazos la libertad académica, la autonomía universitaria y el pensamiento crítico. La UNAN–Managua está viviendo su época de oscurantismo, una donde el Departamento de Filosofía se ocupa de la propaganda vulgar y de actividades que empequeñecen el espíritu de los educandos mientras la carrera de Filosofía ha sido suprimida de todas las universidades del país en contexto de autocracia.

El dogma de fe es la pseudoverdad impuesta por el régimen político autocrático a manos de maestros del engaño. Las generaciones más jóvenes de estudiantes están escuchando relatos retorcidos de narradores perversos. La prematura y violenta muerte de jóvenes estudiantes a partir de 2018 continúa bajo la sombra escandalosa de la impunidad. En un intento por falsear la historia, el oficialismo rojinegro ha bautizado cínicamente el 13 de julio como “día de la dignidad universitaria”; una “efeméride” más que se suma a la cronología de actividades burdas que encubren su culto enfermizo a las armas y la violencia política.

La memoria de Mariano Fiallos Gil, los exponentes de la Reforma Universitaria en Nicaragua y los luchadores por el 2% presupuestario ha sido mancillada y traicionada con una maldad indecible. Aquellos líderes universitarios portavoces de un humanismo beligerante dijeron célebremente: “a la libertad por la universidad”, mientras hoy los fantoches de la Academia, leales y afines a la dictadura sandinista, bailan “el comandante se queda”. La legítima lucha por el 6% del presupuesto nacional terminó favoreciendo a figuras oscuras con hambre de cargo, dinero e influencia que estaban dispuestas a usurpar, degenerar y someter la educación superior. Los dictadores parten de esa suposición: siempre habrá alguien que se compre y venda.

Figuras oscuras como Ramona Rodríguez, Jaime López Lowery, Luis Lobato Blanco o Bismarck Santana, autoridades de la UNAN–Managua y del CNU; Luis Andino Paiz, Leonel Bonilla Orozco, Mario Armengol Campos, Allan Martínez o Pavel Vega, dirigentes de UNEN; Elsie López Lowery, Ramfis Muñoz, Leonardo López Zepeda, Carlos Avendaño, Elvin Arancibia, Jorge Prado o Israel Guevara Medina, directivos, operativos y docentes de UNAN–RUCFA, se han granjeado la reprobación social y el desprestigio académico por fungir como agentes y delatores políticos de la dictadura sandinista en la universidad (sólo se citan algunos ya que la lista es inmensa). Mucho más grave aún, sus acciones u omisiones tienen consecuencias jurídicas por su participación directa e indirecta en la comisión de delitos conforme el derecho nacional y delitos de lesa humanidad.

El fraude académico y moral de estos tipos de personajes que sacan rédito del conflicto de intereses los acompañará como sombra al cuerpo hasta que el karma les devuelva lo que les corresponde “por servirle a Dios y al César”. El trabajo de construcción de la verdad y conservación de la memoria dará constancia que guardaron lealtad incondicional a los enemigos de la libertad académica, la autonomía universitaria y el pensamiento crítico antes que ser consecuentes con la noble profesión de la enseñanza, del humanismo y del método científico. El mérito académico, científico y educativo ha sido totalmente anulado al imponerse la canallocracia del nepotismo, el tráfico de influencias y la obediencia partidaria.

El proceso involutivo y degenerativo que opera en la UNAN–Managua ha atropellado las libertades de pensamiento, expresión y cátedra. Al tiempo que la pandemia rojinegra se diseminó por todo el organismo institucional de la universidad, la calidad educativa se ha venido abajo, razón suficiente para que la institución se ubique debajo de la media tabla en los rankings latinoamericanos de universidades. Este error sistémico de deseducación y enajenación mental multiplicándose por doquier –como el agente Smith en el film The Matrix– es una especie de orteguización de la universidad pública. El estado actual de la universidad pública refleja a pequeña escala el estado actual del país.

El país entero sabe que el Consejo Nacional de Universidades (CNU), cooptado por los tentáculos de la dictadura sandinista, se ha convertido en instrumento de represión y dominación política sobre el sistema de educación superior. Sus “notables” acomodaticios avalan o se desentienden de la humillación de la Academia. Por otra parte, UNEN ha sido el brazo partidario con el cual se ha ejercido control político sobre la comunidad universitaria desde el estudiantado. Esta estructura envilecida y malversadora de fondos –que luce un fusil en su logotipo– abriga y apaña los desmanes de dirigentes envejecidos y mediocres que parasitan el presupuesto universitario mientras cursan hasta 3 carreras sin ejercer o destacarse en ninguna. Ya no es un secreto a voces que al amparo de estos pequeños feudos se cometen toda clase de delitos sexuales en contra de las mujeres universitarias.    

De la universidad arbitrariamente usurpada a la universidad realmente libre

Estudiantes de la UNAN-León demandan autonomía universitaria durante una protesta cívica en 2018. Foto: EFE.

La historia universal nos ofrece lecciones valiosas de los opresores que encubren y disimulan desvergonzadamente su dominación sobre los oprimidos. Este antagonismo entre libertad y sometimiento fue pensado y escrito por el filósofo alemán G.W.F. Hegel como “dialéctica entre el amo y el esclavo”, de lo cual resulta una lucha por la emancipación real y auténtica del espíritu humano. Para los talentos y valores democráticos que siguen enseñando y laborando en la universidad pública (así como aquellos desplazados o que renunciaron por apegarse a sus principios) serán protagonistas de la Nicaragua del futuro con universidades libres, de hombres y mujeres libres, para una sociedad libre.

La valentía y determinación de quienes fueron heridos y apagados aquel 13 de julio de 2018, no debe olvidarse jamás para que los responsables de estos escalofriantes hechos sean sancionados por la justicia, no se repitan nunca más y sean argumentos para rehacer la universidad pública sobre nuevas bases. La resistencia cívica de parte de los jóvenes universitarios deja al descubierto la cultura política violenta que se debe superar; a su vez, plantea el colosal desafío de pasar de una universidad arbitrariamente usurpada a una universidad realmente libre. A pesar que los jóvenes sean poéticamente las aves de la esperanza, los tigres de la lucha y las crisálidas del cambio; de cara al porvenir la juventud no tiene porqué seguir siendo el eterno rebaño de un eterno matadero. Su heroísmo (acción de amor o eros) no radica en su sacrificio mortal sino en su voluntad de cambio social.

La futura transición democrática deberá partir de la máxima “sin autonomía no hay democracia”. La política de autonomización y democratización en la universidad pública tendrá por objetivo desmontar por completo la red de operadores políticos que han usurpado, degenerado y sometido a la comunidad universitaria para que la dictadura familiar conserve el poder por el poder mismo. Pronto rendirán cuentas estos impostores de la educación que personifican a la dictadura y humillan a la Academia; todos ellos no son más que cabezas de un mismo monstruo en la universidad pública: la Gorgona Medusa rojinegra. Pero a toda Medusa le llega su Perseo. La liberación de la esclavitud autocrática nos llevará a la libertad y sobre la libertad se construirá el edificio de una nueva universidad y un nuevo país.

¡Patria libre y vivir!

Primera versión del artículo fue publicada bajo anonimato en agosto de 2021 .Marco Aurelio Peña

Economista y abogado nicaragüense exiliado en Costa Rica. Director Ejecutivo de Ipen, organización sin fines de lucro que brinda apoyo a estudiantes afectados por crisis sociopolítica de Nicaragua.

@MarcoAureli2012