Nacionales · 06/06/2021

Zoilamérica: “El fraude ya empezó, pero no puede detener a un pueblo”

*Por Fabian Medina | INFOBAE

Desde su exilio en Costa Rica, Zoilamérica Ortega Murillo, analiza para el medio argentino ‘Infobae’ la crisis electoral que se vive en Nicaragua tras el proceso judicial iniciado contra Cristiana Chamorro Barrios, la candidata opositora que encabeza las simpatías en las encuestas de opinión.

Zoilamérica es hija biológica de Rosario Murillo e hijastra de Daniel Ortega, la pareja que controla de forma dictatorial el poder en Nicaragua. En 1998, Zoilamérica acusó a Daniel Ortega de violación y abuso sexual, en un juicio que no prosperó dado el control que Ortega, aun siendo oposición, tenía sobre el sistema judicial. Sin embargo, el hecho marcó el distanciamiento familiar, y actualmente ella se mantiene en el exilio como opositora al régimen nicaragüense.

Cristiana Chamorro es hija de la expresidenta Violeta Barrios de Chamorro y el asesinado héroe nacional Pedro Joaquín Chamorro Cardenal. En enero pasado, Cristiana Chamorro manifestó su disposición de ser candidata de la oposición para enfrentar a Daniel Ortega, o a quien el Frente Sandinista designe, en las elecciones generales de noviembre próximo. La noticia fue acogida con virulencia de parte del régimen, y este 20 de mayo inició contra ella un proceso legal “por lavado de dinero” con vistas, según los analistas políticos, a inhibir su candidatura. Esta semana, una jueza ordenó su captura y se mantiene bajo arresto domiciliar, lo que impediría que inscriba su candidatura en los plazos estipulados por el Consejo Supremo Electoral.

Zoilamérica, 53 años, socióloga con amplia experiencia en trabajo con organismos no gubernamentales, ve en este “modus operandi” la firma de su madre. “El sello de mi madre es usar su poder para solventar aquello que nunca resolvió dentro de sí misma”, dice en esta entrevista donde recuerda la antigua relación que Murillo tuvo con la familia Chamorro.

-¿Cómo explica desde su experiencia el caso Cristiana Chamorro?

-Me siento absolutamente conmovida e indignada. Ellos viven como una provocación el hecho que alguien que los conoce levante su voz y su liderazgo. Cristiana Chamorro los conoce. Cristiana Chamorro sabe quiénes son. Ella es alguien para quien sus máscaras no funcionan. Rosario Murillo desata su furia no sólo contra quien pretende quitarle el poder, sino contra quien ya le empezó a quitar el poder. Porque para ellos, reconocer que una parte de la población crea en Cristiana, la respete y le dé una oportunidad como nicaragüense para encabezar un cambio político, ya es haber perdido poder. O sea, la victoria de las y los nicaragüenses sobre esta dictadura ya empezó. Por eso quieren generar estas imágenes en las que ellos imponen lo que llaman “justicia”. Encierran a Cristiana. La inhiben. Pero ellos ya no tienen el tipo de poder que quisieran, ni sobre ella ni sobre ninguno de los posibles candidatos actuales. Porque la dictadura Ortega Murillo podrá controlar un aparato electoral, pero no puede detener lo que el pueblo realmente está pensando y sintiendo. Los nicaragüenses ya empezaron a derrotar a Daniel Ortega sólo por el hecho de permitirse tener esperanza y caminar hacia el cambio.

-¿Por qué el tema de la familia Chamorro despierta tanto rencor en Rosario Murillo?

-Es curioso que aquellas personas que algún día estuvieron o fueron parte de la vida de Rosario Murillo son los que reciben más crueldad y saña de parte de ella. Este caso no es la excepción. Tengo en mi memoria los tiempos en que ella era secretaria del doctor Pedro Joaquín Chamorro. Ella era apenas una joven de 22 o 23 años, y yo tenía 7 u 8 años. El diario La Prensa fue un bastión en la lucha contra la dictadura de Somoza. El hecho que en los ’80 también fue un bastión contra el régimen de Daniel Ortega le dio más razones para adversar con toda esa familia. Por razones particulares compartió amistad con doña Claudia Chamorro (hermana de Cristiana). Sin embargo, nunca toleró a Carlos Fernando (hermano de Cristiana), aun cuando era director del órgano oficial del FSLN “Barricada”. Desconozco las razones. Lo que sí sé, es que Rosario Murillo siempre habló despectivamente de la familia Chamorro.

Años después, doña Violeta Chamorro alcanza el poder, venciendo a Daniel Ortega en las urnas. Doña Violeta encarnaba el legado de Pedro Joaquín Chamorro. Ni mi madre ni Daniel Ortega han superado la bofetada que les significó que el pueblo optara por la paz y el fin de aquella era. Para ambos, el simbolismo de haber tenido que ceder el poder “revolucionario” a una mujer que desde su lógica populista venía de una familia “oligárquica”, también fue algo que aumentó la animadversión que Rosario Murillo tenía hacia esta familia. Ella guarda todo en algo así como un enorme “baúl” donde almacena la lista de todos aquellos de los que un día tendrá que vengarse. Ella encontrará el momento y la forma de hacerlo.

-¿Ve el sello de Rosario Murillo en el diseño del proceso?

-Su modus operandi tiene firma. Son expertos en muerte civil. Este crimen tiene nombre. Otra muerte civil. Pero este crimen con Cristiana tiene otra finalidad: mantener la división que todavía nos obstaculiza. Con su acusación, buscan tejer la duda de unos contra otros. Dicen que usan la ley para descalificar, pero lo más importante es mandar el mensaje oscuro: “Quién se acerque a Cristiana acabará en la Fiscalía”. Este mensaje no es sólo para quién se acercó ayer, sino también para quién se acerque hoy. Es ponerle marca a una persona, en este caso Cristiana, para que todos tengan miedo y la eviten y la aíslen. Es un cerco de miedo o de conveniencia, pues quienes aún no reaccionan a la imperiosa necesidad de la unidad, ya vendrán con el discurso de que “Cristiana no conviene” y empezará el cálculo oportunista de que lo que conviene es aquel que le caiga, aunque sea un poquito, bien a la dictadura.

Quiero aclarar que no es necesario respaldar la candidatura de Cristiana para condenar lo que le está sucediendo. Hasta el momento, yo no he declarado mi simpatía por ninguno de los valientes candidatos en el proceso, pero eso no me impide reclamar fuertemente ante este atropello a una nicaragüense. Ceder ante lo que hoy le ocurre a ella es ser negligente ante otra señal importante de un proceso electoral obviamente fraudulento. El fraude ya empezó.

-¿Por qué si el objetivo es la inhibición de Cristiana Chamorro ha involucrado a tantos periodistas en el proceso?

-Esto es un acto con mensajes para muchos, al mejor estilo de la mafia. Es un mensaje a la clase política, a la empresa privada, a los que hacen alianza, a la comunidad internacional. Una gran advertencia para todos, de que ellos harán cualquier cosa para mantenerse en el poder. Esta modalidad de represión inició en 2008, luego se repitió en 2013. En aquel momento la mayoría de las y los nicaragüenses mostramos poca solidaridad con la gente afectada, tal vez porque a veces caíamos en la fantasía de pensar que estos actos eran sólo contra unos pocos. En mi caso se pensaba cuando desmantelaron la ONG que yo dirigía, que esto sería solo contra mí. Pero ahora sabemos que lo que una vez hacen con un nicaragüense, luego serán capaces de hacerlo con todo aquel que les objete. Hasta con todo un país.

Para un gobierno que criminaliza toda forma de libertad, ellos quieren mandar un mensaje al periodismo nicaragüense independiente. El arma más poderosa de la dictadura es la manipulación, el doble discurso y las fantasías que siguen vendiendo al pueblo sandinista histórico que es víctima del secuestro mental en el que muchas y muchos de nosotros un día estuvimos. El periodismo independiente es y ha sido la voz que nunca calla. En mi caso el periodismo nicaragüense dio legitimidad a mi verdad.

-Da la impresión de que el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo ya cruzó todos los límites y le tiene sin cuidado la legitimidad que pudiera tener. ¿Cómo se explica esto?

-Ellos están cercados. Saben que iniciaron un camino sin retorno, pero mientras más perdidos están, más se inventan razones para justificar su violencia. En sus cabezas no somos miles reclamando libertad, somos miles amenazándoles su razón de ser. El poder es su vida y pedirles que dejen el poder, es simplemente para ellos una sentencia de muerte. Entonces esto es un duelo. En su cabeza no existe ninguna alternativa de convivencia, de entendimiento, de coexistencia. Ellos viven la realidad como un duelo al estilo de las películas del viejo oeste. Sólo uno de los dos lados va a quedar vivo. Ellos o nosotros. O son ellos o no será nadie. Uno de los dos tiene que morir. Ellos quieren apretar el gatillo primero. Creerán que soy fatalista. No lo soy. Soy realista.

-Si ellos ven la disputa por el poder como una guerra, ¿cómo podría la oposición terminar con la dictadura desde los espacios cívicos, que por demás se están cerrando?

-Sólo el realismo nos hará reconocer que no hay más camino que la unidad. La falta de unidad nos ha debilitado ante la comunidad internacional, en la credibilidad ante muchos nicaragüenses que están cansados y decepcionados de las divisiones de la oposición. La falta de unidad es el primer síntoma de que no estamos listos para ser verdaderamente libres. Porque para ser verdaderamente libres, primero hay que ser libres de arrogancia, de protagonismo y de esa sed de poder sobre otros –a diferencia de poder con otros– que no es más que repetir la historia de aquellos que hoy adversamos. Hagamos de verdad la diferencia. Aquí hay una responsabilidad con los presos políticos. Con los exiliados. Muchos queremos una señal de esperanza para recuperar el derecho de estar en nuestro país.