Nacionales / Salud y Vida · 28/08/2020

ACNUR: “COVID-19 lleva a los refugiados nicaragüenses al hambre y la desesperación”

Tres de cada cuatro refugiados nicaragüenses en Costa Rica pasan hambre, comen solo una o a lo mucho dos veces al día, como consecuencia de la difícil situación económica que la pandemia de COVID-19 ha puesto al país que les recibió, según un informe publicado hoy por la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).

La agencia de la ONU alertó de esa grave situación, que está llevando a que muchos refugiados se estén planteando regresar a Nicaragua, de donde huyeron por la grave crisis política que derivó en abusos de los derechos humanos y represión de cualquiera que fuese percibido como opositor al régimen de Daniel Ortega.

“Más de las tres cuartas partes de los refugiados y solicitantes de asilo nicaragüenses en Costa Rica pasan hambre y comen solo una o dos veces al día como resultado del impacto socioeconómico de la pandemia de COVID-19. Al ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, le preocupa que esto pueda generar retornos en condiciones adversas”, reza el informe.

ACNUR sostuvo que antes de la pandemia, y gracias a las iniciativas de integración local efectivas en Costa Rica, solo el 3% de los refugiados comía una vez al día o menos. Pero ahora, la mayoría de los refugiados y solicitantes de asilo nicaragüenses en ese país, el 63%, informan que actualmente comen solo dos comidas al día.

ACNUR tiene registrados 81.000 nicaragüenses solicitantes de asilo, hace algunos meses eran 84.000, confirmó en una rueda de prensa en Ginebra la portavoz del organismo, Shabia Mantoo.

Un sondeo realizado entre los refugiados para conocer el impacto que está teniendo en ellos la pandemia reveló que más del 20% de los entrevistados tiene al menos un miembro de su familia que contempla retornar a Nicaragua y que la mayor razón es la falta de alimentos.

Según la base de datos del ACNUR, Costa Rica acoge al 80% de todos los refugiados y solicitantes de asilo de Nicaragua que huyeron de la persecución y el año pasado fue uno de los diez países del mundo que recibió más peticiones de asilo (59.200).

En total, más de 100.000 nicaragüenses escaparon de su país para buscar protección, en la mayoría de casos en un país vecino.

La información recogida entre los refugiados indica que solo el 59 % de las familias refugiadas en Costa Rica tenía un ingreso por alguna actividad laboral hasta fines de julio, frente al 93 % que se ganaba la vida antes de que la pandemia golpeara.

“Esto deja a muchos ante el riesgo de un desalojo y de convertirse en sintecho”, señaló la portavoz.

Esa posibilidad y la angustia que genera se revela en que una quinta parte de los refugiados que fueron entrevistados dijeron que no sabían dónde estarían viviendo al siguiente mes.

“Frente al empeoramiento de la situación, ACNUR está trabajando junto con los gobiernos y socios para garantizar que los solicitantes de asilo y los refugiados, para quienes el regreso no es una opción, reciban el apoyo y la asistencia que necesitan en los países de acogida”, manifestó la agencia.