Salud y Vida · 17/04/2024

Enfermedad X

Dr. Leonel Arguello Yrigoyen, Médico especialista en Epidemiología.

Existen muchas noticias circulando, que meten miedo en vez de alertar e indicar a la población cómo prepararse frente a lo que seguramente ocurrirá, pero que no podemos precisar cuándo. Por ejemplo, Managua es una ciudad que tendrá seguramente un gran terremoto, cuándo, no lo sabremos, porque aún la ciencia está averiguando cómo poder detectar tempranamente y tomar las medidas de prevención y evacuación con tiempo, sin embargo, nuestra obligación es estar preparado por si ocurre.

Así como ocurrió de un día a otro, la pandemia de la COVID-19, bien puede surgir otra enfermedad X y si no estamos preparados a nivel mundial, del país, sociedad, comunidad y familia, ocurrirán más desastres que los causados por la enfermedad y por nosotros mismos. Es necesario estar preparado para tomar decisiones políticas difíciles en poco tiempo y con información escasa, que por supuesto tendría consecuencias enormes para la sociedad y para el curso de la pandemia.

Si bien es inevitable que se produzcan más epidemias de enfermedades infecciosas, que se transforman en pandemias afectando a varios países o al mundo entero, podemos estar preparados, especialmente porque sabemos que el mayor riesgo proviene de las enfermedades que circulan en los animales, que los afectan o no, y que pueden dar el salto a los humanos, además del cambio climático que ya nos afecta mucho, incrementándose enfermedades. Identificar los puntos críticos en los que los seres humanos y los animales entramos en contacto y tomar medidas para reducir el riesgo es importante. Por ejemplo, las normas de higiene en los mercados donde se sacrifican y venden animales podrían regularse más estrictamente.

La Organización Mundial de la Salud ha identificado varias enfermedades prioritarias, con potencial pandémico, debemos prepararnos frente a ellas y frente a las desconocidas. Para enfrentar una pandemia, debemos mejorar nuestros sistemas rápidos de información en salud, capacidad para desplegar personal y financiamiento a las organizaciones de salud pública, pero además seguir una hoja de ruta que consiste en vigilar el comportamiento de las enfermedades potencialmente epidémicas y de aquellas desconocidas, facilitar el desarrollo y la distribución de pruebas diagnósticas gratuitas, mayor control de la seguridad de los laboratorios, obtener y compartir rápidamente las secuencias genéticas de los microorganismos a medida que surgen, contar con mayores existencias de equipo de protección personal de alta calidad, incluyendo mascarillas.

Es necesario la fabricación rápida y en masa de vacunas, tratamientos y productos médicos de alta calidad  que deben distribuirse de manera más equitativa y renunciar a los derechos de propiedad intelectual en emergencias mundiales, investigación, producción y distribución rápida de vacunas en todo el mundo, educación científica y lucha contra la desinformación y manipulación, no bajar la prevención, garantizando agua y alimentos seguros, lavado de manos con agua y jabón, aire más limpio circulando en nuestras casas, oficinas y edificios mejorando los filtros de aire.

Estar preparado implica fortalecer toda la cadena de respuesta, desde la identificación de un microorganismo que nos afecta hasta la vacunación masiva.  Es esencial anticipar las epidemias y pandemias, estar preparados con antelación sería nuestra mayor fortaleza. Y no olvidemos lo más rico que tenemos en nuestros países, la participación de la población en sus comunidades con mayor capacidad de salud pública local, aquí debemos centrar nuestros esfuerzos como países en desarrollo y a nivel personal mantener nuestra higiene estando atentos a la información científica.