Opinión / Ensayos · 15/09/2023

Guatemala: una semilla por germinar la inercia centroamericana

José Alberto Montoya

No importa de quiénes hablemos en Centroamérica, a veces hasta no es tan importante si los actores son de izquierda o de derecha. La repetitividad de los hechos en la región pareciera coincidencias. Así como quienes toman las decisiones sobre el rumbo de todo un país se limitan a grupos pequeños de socios, familias y amigos.

Hablar de la región es tener en cuenta el establecimiento completo de una dictadura como la de Ortega, la gestación de otra en El Salvador, el nepotismo de los Castro Zelaya en Honduras, el populismo de Chaves en Costa Rica y cuando todo el mundo daba por sentado que el sistema de corrupción tendría su continuismo en Guatemala, el Movimiento Semilla sorprende irrumpiendo en el escenario político de la región.

Quedó evidenciado que las mafias del poder hicieron todo lo posible para mover sus hilos, manipulando las instituciones para imponer a la candidata que más les convenía, despreciando la voluntad popular y las normas constitucionales. De igual forma, no es nuevo en el país maya, estas situaciones. Solo por nombrar, podemos pensar en el Golpe de Estado realizado durante el año 54’ al presidente Jacobo Arbenz o el exilio político del presidente Juan José Arévalo; ambos defensores de las peticiones populares que buscaban la construcción de una sociedad más justa.

Hasta el momento, Sandra Torres no reconoce su derrota. Por el contrario, se ha escondido entre las sombras de sus silencios, porque una palabra no solo es la palabra de ella, es la palabra de un sistema carcomido por la corrupción, por crímenes, por abandono, por mucho dolor y empobrecimiento. Es natural que Torres calle y no acepte la voluntad popular, después de que le aseguraron la banda presidencial para seguir beneficiando a los pocos que tienen mucho.

Lo que si no es natural ni normalizable es la continua intentona del propio Estado por sabotear la democracia, la fiscal general María Consuelo Porras ha sido la pieza clave del oficialismo por impedir a toda costa la transición, poniendo a la decisión de las personas en riesgo de ser anulada. No es posible que el deterioro del Estado de derecho se siga profundizando en otra nación centroamericana a vista y paciencia del mundo, el rumbo de la región solo puede desembocar a más inestabilidad, crisis y zozobra.

Bernardo Arévalo asume la gran responsabilidad de buscar justicia y reparación para una ciudadanía víctima del terrorismo de Estado. Situaciones como el encarcelamiento político del periodista José Zamora, el retorno de exiliados y la continuidad del proceso investigativo de los crímenes en impunidad de funcionarios del Estado lo convierten en pieza clave para dar los primeros pasos hacia una transición a una Guatemala democrática y libre.

La nueva ola de gobiernos populares que han tomado distancia de la euforia de un socialismo que nunca llegó ha demostrado más pragmatismo con los regímenes autoritarios en Nuestramérica. Arévalo ha sido franco tanto en campaña como una vez electo. En una entrevista dada a Voz de América mencionó que – “vamos a buscar la forma de que la democracia regrese a Nicaragua”. Sin duda, han sido pocos los gobiernos que han fijado una posición clara con el tema de la dictadura, y ha quedado claro que no es un tema ideológico. El presidente Bukele, pese a posicionarse como un gobierno de derechas, ha mostrado una cercanía anómala con Managua.

Se cumplen 202 años de independencia en una situación de libertades adversas para la cintura del continente americano, entre corrupción, censura e imposiciones de pocas familias y grupos que han asaltado las decisiones de los pueblos.

Con Arévalo se siembra la semilla de creer que cambiar Centroamérica es posible. Después de años de cero movilidad política, gana en Guatemala la esperanza. Mucha gente que nunca pensó votar por el MS votó pensando en que era el momento de darle una oportunidad a una alternativa que, contra viento y marea, bulos y saboteos, triunfó ante la amenaza de que nada podría cambiar.