Bajo el anonimato, un sacerdote nicaragüense brindó su testimonio durante la Cumbre Internacional de Libertad Religiosa 2024, que comenzó el martes y continúa este miércoles en Washington, y en el que denunció los ataques de la dictadura Ortega-Murillo a la Iglesia católica en Nicaragua.
En un video con texto y voz distorsionada, el religioso nicaragüense denunció que en Nicaragua “casi la mitad del territorio ha quedado sin obispos” y que “parroquias enteras están abandonadas”.
Aclaró que su testimonio lo brinda a pesar “cualquier represalia o venganza de la dictadura” pues su familia se encuentra en Nicaragua, vigilada las 24 horas del día por la Policía sandinista; pero que es necesario “porque creo que hay un Dios que nos cuida y porque si nosotros los cristianos, que creemos en la democracia, en la libertad, en la justicia social, no hacemos nada, nadie más lo va a hacer”, agregó.
“He venido a compartir con ustedes mi experiencia personal como sacerdote nicaragüense, arrestado, insultado, golpeado, encarcelado durante largos meses junto con otros sacerdotes a quienes se nos acusó de traición a la patria, como si la patria fuera ese grupo de terroristas que destroza a mi país… Como Iglesia, estamos viviendo los peores momentos de toda su historia en Nicaragua, desde su llegaba hace más de 500 años hasta el momento presente. Ultrajes y angustias que ni al liberalismo masónico de inicio del siglo pasado, puede compararse”, declaró.
El sacerdote denunció la expulsión y destierro de religiosos en Nicaragua, la prohibición de ingresar al país a más de 120 sacerdotes, religiosos y religiosas, la confiscación de colegios, universidades, conventos, radioemisoras, canales de televisión, “la prohibición de la celebración de todo acto religioso público”.
“La persecución religiosa llega a tal punto que, todos los domingos se estacionan patrullas llena de policías frente a los templos católicos del país… que no existe un solo centavo para nuestras obras sociales” pues la dictadura congeló las cuentas bancarias de las parroquias, recalcó.
“Hemos tenido que pagar con cárcel, expulsión, destierro, apatridia, desnacionalización, expropiación de bienes y cancelación de nuestros títulos; y hemos sido borrados del padrón de los nacidos en Nicaragua, encontrándonos hoy como personas inexistentes o lo que es lo mismo muertos legalmente”, denunció.
“Casi la mitad del territorio nacional ha quedado sin obispos y con escasos sacerdotes, parroquias enteras sobre todo el campo, están abandonadas”, añadió.
El religioso también mencionó que el odio de la dictadura a la Iglesia también se extiende hacia los evangélicos en Nicaragua. En ese sentido, denunció el secuestro de “15 pastores evangélicos, acusados por delitos inventados”.
El sacerdote pidió a la comunidad internacional a que “vuelvan su mirada hacia la Iglesia y pueblo de Nicaragua donde se han violado todos los Derechos Humanos” y para que “hagan presión sobre sus gobiernos, y estos nieguen préstamos que lejos de servir a la salud y bienestar de los nicaragüenses, mantienen en el poder a un gobierno ilegítimo, despótico, que asesina a su propio pueblo”.