El fotoperiodista nicaragüense Oswaldo Rivas ha vivido en carne propia la represión del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo desde 2018. En una entrevista con el medio Confidencial, Rivas narró su experiencia de acoso y persecución que culminó en su exilio en junio pasado y la pérdida de todos sus bienes en Nicaragua.
Rivas, quien trabajaba como corresponsal gráfico para la Agencia Francesa de Prensa (AFP), comenzó a sentir la presión del régimen en 2018 y dijo que en cada cobertura periodística era “normal” verse rodeado de policías, militares o civiles que se identificaban como “inteligencia”, quienes lo interrogaban y lo sacaban de las actividades.
Esta vigilancia y hostigamiento creció significativamente desde 2019, cuando la represión contra los periodistas internacionales se intensificó en Nicaragua.
El punto culminante de la represión ocurrió el 4 de junio de 2024, cuando una patrulla policial impidió a Rivas y a un periodista francés independiente realizar su trabajo en la catedral de Granada. Este incidente, según Rivas, marcó el inicio de una intensa persecución en su contra.
El fotoperiodista relata que el 5 de junio, durante un partido de fútbol entre Nicaragua y Montserrat por las eliminatorias de la Concacaf 2026, recibió una advertencia de amigos sobre una inminente detención. Para evitar ser capturado, Rivas permaneció en el estadio hasta el final, luego se escondió entre la multitud al salir.
El temor a ser arrestado lo obligó a abandonar su hogar en Carretera Vieja a León. “Llamé a personas que estaban ahí y me dijeron que dos personas de civil estaban estacionados en un carro frente a la casa. Al día siguiente volví a llamar y me dijeron ‘no vengas que está lleno de policías y patrullas’”, relató.
El fotoperiodista decidió salir de Nicaragua por puntos ciegos y ahora se encuentra en Estados Unidos. Rivas, describe cómo su casa fue saqueada por la Policía. “Se llevaron todo: computadoras, televisores, mi bicicleta de montaña, mi camioneta y la de un amigo”, detalló.
La situación se complicó aún más cuando el vehículo que usaba fue confiscado por la Policía después de ser vendido, bajo el pretexto de que pertenecía a una persona acusada de “traición a la patria”.
Rivas subraya la dificultad de encontrar apoyo legal. Subraya que ha consultado con algunos abogados, quienes le explicaron que “no hay nada que hacer”, y ninguno se atreve a preguntar porque “temen” que al defenderlo “les cancelen sus títulos”.
“Me robaron la casa y me la vaciaron, a pesar de que está a nombre de mi esposa. Lo mismo pasó con los vehículos y solo uno de ellos estaba a mi nombre”, lamentó.
A lo largo de su carrera, Rivas ha enfrentado varios episodios de violencia y represión. En 2018, fue detenido y requisado por la Policía mientras fotografiaba un rótulo de Ortega, y en octubre de ese mismo año, un paramilitar motorizado lo atropelló mientras cubría una protesta.
“Soy de esos fotoperiodistas que inicia una historia y la quiere terminar, por eso no me quería ir de Nicaragua, yo quería seguir contando lo que inició en 2018, pero es imposible seguir en el país”, lamentó.
Desde 1987, Rivas ha trabajado como corresponsal de guerra y ha sido fotógrafo para Reuters y AFP. Ahora, enfrentando el desempleo y buscando regularizar su estatus migratorio en Estados Unidos, mantiene la esperanza de regresar a Nicaragua y recuperar lo que le fue arrebatado. “Es triste ver que prácticamente no queda nadie retratando lo que sucede en Nicaragua”, concluyó.
*Con información de Confidencial
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