Nacionales · 08/12/2021

Nicaragua, el sueño de nuevas elecciones y un escollo llamado Daniel Ortega

*Por Fabián Medina | Infobae

La posibilidad de nuevas elecciones en Nicaragua lleva a un “callejón sin salida”. Analistas y opositores políticos nicaragüenses parecen tener certeza de tres cosas: una, que las elecciones del pasado 7 de noviembre fueron “una farsa” que no le otorga legitimidad a la reelección de Daniel Ortegados, que, para salir de la crisis de forma pacífica, son necesarias nuevas elecciones; y tres, que esas elecciones no se pueden realizar mientras Ortega mantenga el control de las instituciones tal como lo tiene ahora.

El tema lo expuso recientemente el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA). Luis Almagro dijo que la solución a la crisis de Nicaragua pasa por nuevas elecciones, sin exclusiones, con un proceso electoral claro, justo y transparente. “La única ruta posible para Nicaragua es la celebración de nuevas elecciones con un proceso con garantías, observación electoral calificada y verdadera competencia electoral en el marco de un Estado respetuoso de los derechos humanos”, escribió en su cuenta de Twitter, poco después de intervenir en la sesión del Consejo Permanente de la OEA este 29 de noviembre pasado.

El régimen de Daniel Ortega celebró elecciones para presidente, vicepresidente y diputados este 7 de noviembre, con los partidos de oposición proscritos, los potenciales candidatos opositores encarcelados, sin observación y con un control total del tribunal electoral, que, finalmente, le otorgó el 75.87 votos a Daniel Ortega y Rosario Murillo y calculó la participación ciudadana en un 65 por ciento.

Estos datos contradicen las imágenes de juntas receptoras vacías y calles desoladas que los medios de comunicación y las redes sociales mostraron ese día, en respuesta al “Quedate en casa” que pidió la oposición como forma de protesta ante lo que llamaron “una farsa”. El organismo independiente Urnas Abiertas calculó la abstención en un 81.5 por ciento a través de un monitoreo realizado, según dijo, por 1400 personas en 563 centros de votación.

“El 7 de noviembre de 2021, Nicaragua celebró elecciones en el marco de un proceso que no cumplió ninguno de los elementos esenciales de la democracia descritos en la Carta Democrática Interamericana, respeto a los derechos humanos, a las libertades fundamentales. Las elecciones no fueron ni libres, ni justas”, sostuvo Almagro.

Para Jesús Tefel, miembro de la opositora Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB) la ruta planteada por Almagro “es la correcta” pero descarta que se puedan realizar elecciones libres “con las condiciones actuales”.

Ortega no accederá a nuevas elecciones libres en Nicaragua”, añade. “Más bien está buscando cómo montar un diálogo que genere confusión y le permita ganar más tiempo. Más que diálogo o elecciones hay que buscar cómo poner a Ortega en una situación en la que se tome las cosas en serio por necesidad. Si libera a los presos, negocia con la verdadera oposición, no con un espejo y suceden una serie de cosas que brinden credibilidad a la ciudadanía y a la comunidad internacional, entonces sí podríamos creer que va en serio”.

En enero de este año, Ortega anunció que convocaría a un diálogo “después de las elecciones en noviembre”. Sin embargo, hasta ahora todo indica que de producirse ese diálogo sería con los interlocutores que él escoja y no con la oposición que fue excluida en las elecciones.

Es indispensable una serie de requisitos previos para que Nicaragua pueda realmente ir a un proceso electoral”, coincide Kitty Monterrey, presidenta del proscrito partido Ciudadanos por la Libertad (CxL). “Sin embargo, si se dieran todas esas condiciones, si se diera un diálogo de verdad, entonces, definitivamente, hay que hacer los esfuerzos para poder, con el apoyo de la comunidad internacional, llegar a un proceso de elecciones libres y transparentes. No solo hablar de las elecciones municipales, sino de unas verdaderas elecciones presidenciales”.

Para noviembre del próximo año están programas las elecciones de alcaldes de los 153 municipios que tiene Nicaragua. “Las elecciones municipales están a la vuelta de la esquina y ya hizo referencia Ortega. Sin duda va a convocar a ellas”, dice Monterrey. “Vamos a entrar a una situación muy similar a la de Venezuela con las elecciones regionales. Habrá que ver cuáles son los pasos previos. No hay condiciones mientras haya presos políticos, mientras existan leyes represivas y mientras el exilio no pueda regresar de forma segura”.

Monterrey afirma que el gran escollo es Daniel Ortega. “Para mí es casi imposible hablar de elecciones con Daniel Ortega en el poder. Tienen que haber los pasos previos y no veo a Daniel Ortega dispuesto a dar esos pasos”, dice.

La dirigente política aclara que las nuevas elecciones generales deberían ser adelantadas y no en el 2026 como corresponde al calendario electoral nicaragüense. “¿Va a aguantar el pueblo de Nicaragua cinco años más de Daniel Ortega en el poder? Bien difícil”, añade.

Tiziano Breda, analista para Centroamérica del International Crisis Group, dice que unas nuevas elecciones en Nicaragua se justifican, en tanto “las pasadas elecciones no solo no abonaron a solucionar esta crisis, sino que la profundizaron y ponen a Daniel Ortega en una situación cada vez más complicada de deslegitimación tanto interna como internacionalmente”.

Sin embargo, considera que las elecciones deberían ser el punto final de la solución a la crisis y no el punto de partida. “Con la represión, la polarización, las tensiones sociopolíticas y la arquitectura institucional, electoral que hay en el país, de poco servirían unas nuevas elecciones en el corto plazo porque alimentarían esas dinámicas de tensiones y polarización”, dice.

“Por lo tanto deberían ser un punto final, una vez que se haya conseguido consensuar en un diálogo entre oposición y gobierno los elementos que puedan contribuir a salir de manera pacífica de esta crisis, entre los cuales debe estar el tema electoral”, añade.

Igualmente ve imposible que Daniel Ortega se siente en una negociación verdadera “mientras no haya ninguna garantía para él y su familia, o algún incentivo, y posiblemente, aunque hubiera tendría la misma reticencia, porque Ortega se mira en el espejo de lo que sucede con (Nicolás) Maduro en Venezuela”.

Breda considera que el cambio en Nicaragua se producirá de forma paulatina, a través de los procesos electorales que están programados, como las elecciones municipales del 2022. “Pequeñas concesiones pueden servirle (a Ortega) al propósito de dilatar los tiempos sin poner en duda el control del Frente (Sandinista) y suyo del aparataje estatal, como modificar el Consejo Supremo Electoral, invitar a misiones de observación, y así posiblemente ir reduciendo las tensiones internas y las presiones internacionales”.