Opinión / Ensayos · 05/05/2022

Nicaragua y el mito de Sísifo

*Por Ezequiel Molina

La falta de unidad, la descoordinación de acciones, la fragmentación, las divisiones ideológicas, y otras tantas, son las causas señaladas por analistas políticos, estudiosos y especialistas en politilogía, como las causas que impidieron dar al traste con la dictadura Ortega-Murillo en 2018.

No pretendemos contradecir, y mucho menos, iniciar una discusión de la veracidad o no de tales afirmaciones; primero, por no poseer fundamentados elementos de juicio que permitan hacer tal cosa; segundo, porque es parte de un retazo de historia del pasado reciente, que si bien es cierto, no ha concluido, está demás seguir analizando, hasta tanto no sea para trazar una ruta compartida hacia el futuro.

Las élites de líderes de oposición, tienen sus trincheras preparadas, léase siglas de agrupaciones; mantienen muy bien aceitada su técnica y armamento, léase comunicados, pronunciamientos, conferencias de prensa, etc.,y despliegan una constante práctica de combate contra el régimen, léase protestas, marchas y pedimentos a gobiernos extranjeros y organizaciones internacionales, sobre como deben proceder para lograr la caída del aparato represivo en Nicaragua.

La realidad histórica reciente de Nicaragua, nos presenta tres episodios separados cronológicamente, con un componente común: la necesidad de un cambio; un decisor permanente: el sandinismo; y una víctima protagónica: el pueblo nicaragüense. Primero, la derrota de la dictadura somocista fue obra, además del mismo Somoza, del sandinismo, apoyado por condicionantes internacionales y ejecutada por miles de nicaragüenses hartos de represión y latrocinio; segundo, la caída del sandinismo, cimentada sobre sus propios desmanes, el fin de la Guerra Fría, y un pueblo cansado de esperar el prometido paraíso de libertad y prosperidad; y tercero, el estrepitoso fracaso de los llamados gobiernos neoliberales, acompañado por la inaplicabilidad del Consenso de Washington, la intencionada corrupción y aderezado por las virulentas prácticas sandinistas de «gobernar desde abajo».

El cuarto episodio, que todavía está en desarrollo, fue auspiciado por el fracaso del «modelo democrático», y puesto en marcha por Daniel Ortega, quien con cara de circunstancia, pidiendo perdón por el pasado y la promesa de «todo será diferente», y arropado por la que sería la sustituta del pensamiento y voz de miles de militantes partidarios, imagen de benevolente, dulce madre y pitonisa de un brillante futuro, lograron, en 2006, convencer a la masa que depositara su voto, con la desempolvada garantía de 1979: libertad y prosperidad.

Las multitudinarias marchas de Abril 2018, son la prueba más contundente de la unidad de la gran mayoría, misma que se sigue manteniendo, a pesar de la represión, el exilio y el naufragio de la economía. Las élites opositoras también siguen su habitual camino: los dimes y diretes, las intrigas y las desacreditaciones de unos contra otros.

Tal vez si hicieran un alto y escucharan a las «bases», que dicen, o desean representar, podrían alcanzar un grado de credibilidad que pudiera posicionarlos en un excelente nivel de legitimidad, fuera y dentro del país; alguien de la multitud, sugirió vía facebook a un grupo de líderes opositores, que firmaran un acta de compromiso conjunto, donde públicamente se comprometían a no optar por cargos públicos de alto nivel; otra miembro de las multitudes reflexionó alrededor de una propuesta, antes de llegar al poder, de escala salarial de cargos público-políticos, acorde con la realidad del país; alguien más, dijo en un micrófono radial abierto, que además de la participación de los partidos políticos en los procesos electorales, podrían participar personas sin filiación política; incluso se abordaron temas como la revisión de las cargas fiscales para los diferentes agentes económicos, las exoneraciones de impuestos y un extenso dossier de propuestas, reflexiones, sugerencias y pedimentos, que a mi elemental entender, sólo harían bien al país.

Es evidente que nuestro desconocimiento de la politología, nos hace pensar cosas que en el manual operativo de nuestros agentes políticos, están fuera de lugar…seguiremos haciendo lo mismo, para obtener los resultados de siempre…el mito de Sísifo sigue vivo.

Miramar, Puntarenas.

Mayo 5, 2022.