Si el 2018 es igual a movimientos autoconvocados, lo mismo es el 2024 equivalente a movimientos sociales organizados.
Así como no podemos negar que el 2018 fue un estallido de movimientos sociales autoconvocados que culminaron en la canalización de estructuras sociales organizadas, prematuras e inexpertas, bajo el constante ataque tanto de paramilitares del régimen dictatorial, irónicamente generando esto un mayor descontento desembocando en la gestación de una mayor sociedad civil organizada.
A la vez, es importante recalcar que estos movimientos sociales autoconvocados, fueron afectados también por sectores políticos ya organizados de vieja data, los cuales por intereses y estructuras tan verticales no han sido capaces de renovarse aún en estos días, mostrando siempre los mismos rostros desde los tiempos de su formación (pero este es otro tema). Los cuales, optaron por mantener, una agenda de enfocada a intereses meramente políticos partidarios sobre un posible reconocimiento a sectores sociales organizados prematuramente en una concertación amplia llamada Coalición Nacional, llegando a desconocerla, en ese momento, una táctica política totalmente desconectada de la realidad.
Hago este planteamiento con el interés de exponer un antecedente reciente, en el cual podemos observar la poca maniobrabilidad política tan predecible por parte de estos sectores con un largo historial de existir y los cuales han tenido un papel protagonista en las actuales realidades amargas por las cuales atraviesa nuestro país. Así como también muchos otros antecedentes cuestionables hasta la fecha.
Es este sector el cual hoy, aun después de mucha imposición a lo largo de su lanzamiento dentro de su mismo organismo, se perfila como un sector con un “temor”, y citando sus palabras “un temor de dejar el futuro de nuestro país como se le dejó en manos a los sandinistas del 79”.
Continúo respondiendo con una simple afirmación y en sintonía y concordancia, me atrevo a decir con los “nuevos muchachos” como muy políticamente nos ha querido perfilar y me atrevo, en el mismo tono alarmista, como los anteriores temores fueron expresados:
NO SOMOS LOS SANDINISTAS DEL 79 CON LOS CUALES USTEDES CONVIVIERON MUY CÓMODAMENTE.
Y es aquí donde me dirijo a todos nosotros, los cuales no tenemos culpa de la desconexión y tampoco de ser víctimas de este tipo de maniobras políticas, dirigidas a un sector con un amplio potencial político y con un tejido aún en desarrollo. Ya que, y entendiblemente, muchas veces preferimos estar más pendiente de reunir los fondos para la renta que dar prioridad a las nuevas declaraciones o alianzas (segmentaciones) que van surgiendo, es más importante para nosotros, rebuscar un mejor trabajo donde no se nos explote tanto, pasando menos horas de pie y sin tener que pasar más de 3 horas en transporte público entre trabajo y casa (si es que corremos la suerte de rentar una casa y no un cuarto y si es que solo un trabajo tienen “los nuevos muchachos” y no dos), yéndose así de las manos el poco tiempo libre que tengamos disponible para los movimientos organizacionales y a su vez lidiando con todos los traumas del pasado y del presente, producto de los abusos y de la ahora desconexión con nuestra tierra, por no tener un privilegio económico que nos permita ver constantemente a nuestros familiares y a su vez sufrir lo anterior en silencio, por no haber preparado de antemano (o siquiera imaginarlo) un famoso “networking” sólido, y en el “mejor de los casos” tal vez con algún negocio desde afuera. Ya que esto se le conocen como privilegios y los jóvenes y el sector social nunca los tuvo, es por esto que son estos sectores sociales los que inflan las estadísticas como víctimas hoy. Todo esto pasando cuando nosotros nunca nos imaginamos siquiera dejando nuestro País atrás, porque siempre estuvo en nuestra mente ser semilla fértil para el mismo.
Y la única culpa de que haya agentes políticos, porque eso es lo que son al final, que se permitan hacer este tipo de declaraciones donde se intenta asociar y caracterizar de forma negativa a un sector que ha aportado con vida, hágase reflexión, con “vida”, y no con más muerte, siguen siendo los intereses sectoriales e individuales. Bien dice el dicho que es siempre el más pobre, el que siempre apoya más.
Volviendo al tema. También la culpa es de nosotros mismos. Tenemos que empezar a aceptar la cuota de responsabilidad que nos toca. Y sí. Es que cuando preferimos abordar temas de prioridad secundaria o hasta de terciaria, en los espacios que con mucho esfuerzo hemos creado en vez de discutir o invitar a discutir y fomentar espacios de diálogo y debate, de ponencia, y nos vamos acomodando a un sistema por muy justificadamente que sea después de tanto sufrimiento.
Es nuestra, al no haber realizado asambleas juveniles a estas alturas, donde se observe una clara ruptura con lo tradicional y vertical, tratando así de empezar una nueva academia pensante, la cual sea gestora de alianzas organizativas, lago al cual muchos cuerpos de aguas han de llegar a confluir.
Es nuestra, al no formar, grupos sólidos en nuestra inexperiencia que den nacimiento a plataformas de organización social los cuales propongan y definan junto con sectores representativos también víctimas del 2018 tanto dentro (en la medida de lo posible) y fuera de Nicaragua, tantas representaciones que es momento de empezar a trabajar en lugar de observar como a lo largo mucha gente quiere empezar a remar en un bote en el cual al montarse se dan cuenta de que hay un lago seco.
Seamos ese lago en el cual muchos cuerpos de agua van a desembocar, para el cual nuestra nación puede saciar su sed.
Como muchos otros jóvenes han expresado también, es momento de trabajar, es momento de empezar a dialogar. El tiempo apremia.
El autor es un caso más como muchos otros jóvenes exiliados y autoexiliados, los cuales aún fuera de la Patria siguen en corazón, alma y pensamiento con ella. Administrador de empresas. Trato de ser un miembro fundador de una nueva plataforma política para jóvenes, Con Vos. La cual por represión del régimen tuvo que desintegrarse. En el 2018 estaba a puertas de terminar su carrera, la termino al final de ese mismo año en honor a los que su vida les fue arrebatada en medio de sus estudios. Es un caso más Al igual que muchos otros jóvenes que en el exilio han buscado como formarse para luego servir al país.
No somos los mismos sinvergüenzas del 79. Valoramos tanto la experiencia como la sabiduría, pero sobre todo preservamos la moral como valor fundamental al tratar de influir socialmente en nuestra comunidad. Sobre todas las cosas, es prioridad.
Si la organización social y de nuevos actores se logra conformar, es equivalente a un sistema social de peso que permitiría acción en el esquema político actual. Lo contrario, sería ver pasar de lejos la historia siendo jalada en un barco a pie por los políticos tradicionales con una visión cortoplacista y de estrategia política limitada desembocando eventualmente a conflictos mayores debido a un placentario inmediato, situación con la cual las afectaciones y violaciones de derecho que hemos tenido hasta la fecha serían solo el inicio de toda una etapa, como muchos ya han pronosticado.
*Alberto Samuel Guadamuz Jiménez