Nicaragua enfrenta una crisis profunda de desarrollo gradual, pero tal vez lo más grave que nuestra nación conozca desde hace muchos años. Las causas vienen de lejos y los síntomas se multiplican y se tornan más y más amenazantes y graves.

De verdad que enfrentamos una hora muy difícil. Una de aquellas horas que marcan por largo tiempo el curso de la vida de un pueblo; de esas en que se pone a prueba a fondo el temple cívico y la grandeza o pequeñez de sus conductores.

En la lucha política por hacer de Nicaragua un país en libertad y en democracia debemos definir claramente nuestra posición filosófica-ideológica en relación con nuestra concepción sobre la vida, sobra la plena libertad del hombre, sobre la sociedad civil y sobre el Estado. Por ello es fundamental la claridad y certeza de nuestros valores y principios, porque hay quienes ocultan su verdadera ideología de izquierda y se disfrazan de demócratas para engañar a la gente y confundirse con los creyentes de la libertad y de la democracia para llegar al poder y destruirla, aplicando sus principios y sus métodos de coacción, cuando las circunstancias le son oportunas.

Yo deseo dejar sentada mi posición personal y que no quede duda alguna sobre ella.

Soy de derecha porque creo en la fuerza vital de la libertad del ser humano.

Soy de derecha porque creo firmemente en la democracia y el Estado de derecho como la mejor forma de gobierno para los pueblos.

Soy de derecha porque creo en el irrestricto respeto a los derechos humanos de los ciudadanos, y detesto la arrogancia y la altanería de los poderosos y de los que abusan del uso de la fuerza.

Soy de derecha porque creo fielmente en el derecho sagrado de la propiedad privada.

Soy de derecha porque creo en Dios, respeto la familia, respeto la historia y me importan las instituciones que dan vida a las naciones.

Soy de derecha porque creo en el sentido de superación y esfuerzo individual con responsabilidad.

Soy de derecha porque sostengo que el Estado debe garantizar la igualdad de oportunidades y la igualdad ante la ley para todos los ciudadanos sin distingos de credos políticos, de raza, color, religión o condición socioeconómica.

Soy de derecha porque admiro y respeto los éxitos de las demás personas logrados con honestidad y admiro también a quienes triunfan luchando contra la adversidad.

Soy de derecha porque creo en la fortaleza y la vitalidad que nace de un orden social libre.

Soy de derecha porque creo en el valor ético de la economía social de mercado y en la iniciativa privada que es próspera y llena de pensamiento emprendedor.

La gente de derecha queremos como régimen político para nuestro país, una democracia liberal, representativa, con instituciones sólidas, respetuosas de la libertad y de los derechos de las personas, libre de totalitarismos, que garantice la igualdad de oportunidades y la igualdad ante la ley de todos los nicaragüenses, depurada de los vicios de la corrupción y del amiguismo, fundamentado en la justicia, en la separación de los tres poderes del Estado y en el libre ejercicio de la voluntad soberana del pueblo.

Queremos una verdadera economía social de mercado, fomentando la iniciativa privada, incentivando y defendiendo la competencia y desmantelando los odiosos monopolios y oligopolios, terminar con los privilegios y prebendas, fortalecer los mercados transparentes e informados con la presencia fiscalizadora del Estado para impedir el abuso de los poderosos.

Queremos modernizar efectivamente la administración pública y otorgar mayor autonomía a los municipios.

Queremos promover las pequeñas y medianas empresas para lograr un crecimiento económico de forma más igualitaria.

Queremos hacer de la educación y la capacitación a lo largo de la vida la prioridad nacional, porque estamos convencidos que es la primera tarea para derrotar la desigualdad y la pobreza.

Queremos hacer de Nicaragua una nación moderna en que el primer protagonista sea nuestro pueblo con una economía próspera, basada en el esfuerzo de nuestros ciudadanos, en la utilización del progreso tecnológico, en el pleno aprovechamiento de nuestros recursos, con el objetivo de asegurar un desarrollo económico y social que garantice la solución de las necesidades más apremiantes y sentidas de nuestra población.

“Solo hay dos maneras en las que se puede decidir vivir, una que lleva a la esclavitud y otra a la libertad”

Artículo de opinión publicado originalmente en La Prensa