Opinión / Ensayos · 18/11/2022

Ortega: el elefante en la habitación

*Por Oscar René Vargas

“Si tu poder radica en mi miedo; ya no tengo miedo, tú ya no tienes poder”. Séneca a Nerón.

  • ¿Las hormigas empresariales, políticas y eclesiásticas que sostienen la cuerda de la dictadura la mantendrán tensa para que el elefante no se caiga? Las hormigas saben que, si sueltan la cuerda, la caída del elefante posiblemente las aplastará.
  • El elefante está seguro de que las hormigas empresariales no lo dejarán caer, porque las políticas favorables al gran capital sólo la pueden continuar con el elefante en el poder. Sus inmensas fortunas los asusta: esto no puede durar, dice su proceder: pero quieren más.
  • El elefante está seguro de que las hormigas eclesiásticas han decidido cohabitar y olvidar los agravios y persecución en contra de la iglesia católica como lo manifestaron en su mensaje de adviento fiel a su política de “apaciguamiento”, a pesar de los sacerdotes encarcelados del obispo detenido y el otro en el exilio. Esta política mentecata es también impotencia y miedo.
  • El elefante está seguro que los políticos comparsas seguirán siendo fieles a sus dictados para seguir recibiendo las migajas que están acostumbrados recoger. El elefante con sus largos tentáculos controla a los “lideres zancudos” anulando sus libertades sociales y políticas. La vida personal de esos individuos debe ser un infierno.
  • El elefante ha promocionado un capitalismo destemplado y despiadado, sin embargo no puede desandar el camino andado por la estulticia de los poderes fácticos. Se vive en el filo de la navaja por su ya manifiesta incapacidad para volver a impulsar la productividad. No todo son ganancias para las elites. Ni mucho menos.
  • Las máscaras de sus mentiras se desmoronan. Antes la ley dizque todos somos iguales. Hoy la ley está desnuda: es un instrumento del poder dictatorial. Los de abajo lo perciben, y esa es una operación de inmenso valor en la conciencia de los dominados, aunque no puedan usarla para manipularla en su favor, como lo hace la clase dominante.
  • Debido a las sanciones y al aislamiento internacional, las elites no pueden seguir ignorando que la permanencia del elefante en el poder es un problema para el desarrollo del país y para sus propios intereses. Se vive meses de tensión política con dificultades económicas, marcada por el desempleo, la inflación, pobreza y con una fuga de cerebros porque en el país no encuentran la manera de ganarse la vida.
  • El elefante se ha vuelto incómodo para todos los poderes fácticos; razón por la cual las hormigas, eclesiásticas, empresariales y políticas, son conscientes que el inmovilismo político implica un incremento del peligro de un nuevo “cisne negro” (un hecho imprevisto parecido al de abril 2018) que trastoque la actual correlación de fuerzas.
  • Por lo tanto comienzan a buscar a través del diálogo, ya sea abierto o por debajo de la mesa, una salida que evite la caída del elefante para que no rompa los cristales de la habitación.