La migración nicaragüense es considerada histórica por razones económicas, sin embargo, desde 2018 los nacionales salen de Nicaragua en su mayoría ante el temor por sus vidas, según señaló el sociólogo Jesús Chavarría en entrevista con La Mesa Redonda.
Según el Alto Comisionado de la ONU para los refugiados (ACNUR), más de 100.000 personas huyeron de Nicaragua desde hace dos años, cuando comenzaron las manifestaciones duramente reprimidas por parte del régimen de Daniel Ortega. Entre los migrantes hay estudiantes, campesinos, profesionales, obreros, comerciantes, periodistas, activistas, o religiosos.
Para Chavarría el “gran éxodo” de nicaragüenses por la crisis sociopolítica en el país, es motivada por el contexto de inseguridad y la violencia de Estado.
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Explicó que, en Nicaragua, para el régimen orteguista “luchar contra el terrorismo” a como llama a las manifestaciones cívicas contra Daniel Ortega, implica “la aniquilación de la vida de las personas”.
“El Estado responde con actos de violencia y luego se justifica con que luchan contra el ‘terrorismo’”, refirió el sociólogo.
Según diferentes organizaciones humanitarias, la mayoría de nicaragüenses que han pedido refugio tras optar por el exilio se encuentran en Costa Rica, Estados Unidos, Panamá y España.
Además del temor generado por la represión en Nicaragua, el sociólogo indica que algunos migrantes deciden quedarse en otros países porque se sienten mejor en aspectos económicos o porque han establecido relaciones.
Chavarría subrayó que, los espacios militarizados por paramilitares y policías, recrean un “paisaje de terror” entre las personas, lo que restringe la movilidad de las personas en el país.
Asimismo, indicó la sociedad nicaragüense se encuentra más polarizada, entre los que son “sandinistas” y “opositores”; no obstante, afirma que los grupos no deberían verse como enemigos, sino como adversarios.
Para Chavarría la situación de los migrantes nicaragüenses no cambiará hasta que haya voluntad política para reconstruir “desde abajo” un cambio en Nicaragua.
Añadió que la solución a la crisis de Nicaragua no viene desde arriba, porque en el Estado y las élites hay mucho en juego.