Pastores evangélicos y miembros de sus iglesias se encuentran preocupados por los impuestos que ahora sus denominaciones deberán pagar al régimen de Daniel Ortega, quien este 21 de agosto, ordenó reformar la Ley de Concertación Tributaria para eliminar la exención del pago del Impuesto sobre la Renta (IR) a las oenegés en Nicaragua.
La primera de las reformas, modifica el numeral 3 del artículo 32 de la Ley de Concertación Tributaria, ley 822, para eliminar las exoneraciones del pago de Impuesto sobre la Renta (IR) y otros beneficios fiscales a las oenegés incluyendo a las que se dedican a las actividades religiosas, artísticas, científicas, educativas y culturales.
El régimen Ortega Murillo también ordenó reformar la Ley de Agentes Extranjeros (Ley 1040) y la Ley General de Regulación y Control de Organismos Sin Fines de Lucro, (Ley 1115) para crear un nuevo concepto denominado “Alianza de Asociación” que obliga a las oenegés a pedir permiso para todas sus actividades y someterse al escrutinio del Ministerio del Interior y a la Cancillería para poder operar en Nicaragua.
Las reformas, según interpretan los religiosos, buscan control total a las denominaciones y echarles mano a sus bienes y recursos, una voracidad que Ortega, no oculta en tiempos en que su economía parece pasar por serios apuros.
Confusión y malestar
Los líderes de pequeñas congregaciones evangélicas afirman que este es un “golpe” porque les costaría pagar por los ingresos y los locales que fungen como iglesias o templos, en algunas iglesias que apenas llegan a tener hasta 50 miembros.
Arístides Poveda administra una congregación en el sector de Los Brasiles, en el municipio de Mateare. Él señala que su congregación es de 47 miembros activos que diezman y ofrendan fielmente. “Ellos me han abordado y me preguntan ¿Pastor vamos a tener que pedir una ofrenda especial para el pago de los impuestos? No sé qué decirles, porque es todo muy confuso por ahora”, señala el religioso.
“Nosotros como ciudadanos no estamos en contra de pagar impuestos, pero esta es la obra evangelizadora, y esta acción es un golpe contra la economía de iglesias que apenas logran subsistir por amor a la fe. Es lamentable, esperamos que nuestras autoridades recapaciten o nos aclaren bien esto”, pide el pastor.
Explicó que su iglesia llega a tener ingresos anuales de entre 50 a 55 mil córdobas. “Se oye mucho, pero por los gastos mensuales de servicios básicos y mantenimiento del templo es muy poco”, dice.
Mauricio Benavides también es pastor de una iglesia evangélica que está ubicada en el municipio de La Concepción, Masaya. Manifiesta que su congregación es de 71 miembros.
“Cómo fieles respetuosos de la ley vamos a pagar lo que se tenga que pagar, pero el problema es que como ciudadanos ahora no tenemos el derecho de pedir una rendición de cuentas, sería bueno y transparente saber adónde van a ir nuestros impuestos”, demanda.
“Al año la iglesia recauda entre diezmos, ofrendas, donaciones entre otros ingresos 126 mil córdobas, pero al mes, el costo para que la iglesia funcione, (pago de energía, agua, equipos de limpieza, etc.). ronda los 9 mil córdobas, excluyendo los gastos de mantenimiento anual, pintura, reparación del techo, esos gastos se costean con ofrendas especiales”, explica Benavides.
“Entonces –agrega– vamos a tener que sacrificar reparaciones del templo para cubrir el pago de este nuevo tributo, de antemano, sé que eso no es del agrado de la membresía de la iglesia”, expone.
Miembros rechazan voracidad
Wendy María, de 42 años, es una miembro de la iglesia evangélica de denominación pentecostés, ubicada en Granada. Ella piensa que “está mal que le cobren impuestos a la iglesia, además ya los ciudadanos que asisten a la iglesia pagan impuestos, entonces porque van a pagar más impuestos”.
“Para mí la iglesia no debería de pagar impuesto, de hecho, nunca lo ha hecho, los gobiernos han tenido claro eso, no sé porque ahora esta decisión, esta acción está mal”, advierte.
Por su lado, Celso Mendoza de 55 años y miembro de otra iglesia evangélica Pentecostés en Managua, dice no estar conforme con estos cobros.
“Hombré, ¿A quiénes les consultan estos diputados lo que aprueban? Porque siempre le clavan impuestos al pueblo, si de recolectar dinero se trata porque mejor no aprovecha el gobierno y baja sus salarios. ¿Para qué necesitamos 90 diputados si ninguno sirve?”, critica.
Aidalina Gutiérrez de 69 años es una evangélica de “hueso colorado”, según se define ella. “No se debe cobrar por difundir la fe, desde ahí está mal eso y muchas iglesias cerrarán. El diablo nos gana la batalla”, señala.
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