En una reciente entrevista con el politólogo y miembro de la Concertación Democrática Nicaragüense, José Antonio Peraza, analizó los principales desafíos que enfrenta la oposición nicaragüense en su intento de unirse contra el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Peraza, quien también es parte del grupo de los 222 excarcelados y becario del programa de becas para la democracia en Nicaragua de Expediente Abierto, ofreció una visión profunda sobre los obstáculos, las oportunidades y el papel fundamental que juegan los distintos actores dentro de la oposición, incluidos los jóvenes y las organizaciones políticas tradicionales.
“Hay una crisis de identidad en esta transición que no tenemos claro hacia dónde vamos. Hay un grupo de partidos políticos que ya el tema azul y blanco no les interesa, quieren recuperar sus identidades anteriores. Hay un grupo de muchachos azul y blanco que no quieren pertenecer a eso, que tiene una identidad que está en formación”, dijo.
Añadió que también existe “un grupo extremadamente amplio de variopinto con muchos jóvenes, pero sin ninguna identidad política”, y finalmente está la izquierda, “con un partido que se quiere re-inventar y con un grupo de organizaciones de la sociedad civil que tienen sus propias crisis de identidad, porque por un lado se reivindican que tienen aspiraciones políticas, pero por otro no quieren asumir los riesgos de la política partidaria y práctica”.
“La unidad se vuelve difícil porque somos muy diversos y hay decenas de intereses”, zanjó.
Diferencias personales
Peraza destacó que la fragmentación interna de la oposición se debe a las diferencias personales entre los líderes de los diversos grupos de oposición, lo que ha impedido alcanzar la tan ansiada unidad.
“El mayor problema para alcanzar la unidad eran las diferencias a nivel personal de los diferentes liderazgos de las diferentes organizaciones. Prácticamente el 100% dijo que ‘el problema básico para no alcanzar la unidad son las diferencias personales y de experiencias pasadas que hay entre los miembros de las organizaciones”, señaló Peraza.
Este factor, junto con la historia de enfrentamientos pasados y desconfianzas acumuladas, ha obstaculizado los intentos de consolidar un frente unificado que pueda actuar de manera efectiva contra la dictadura de Ortega.
La necesidad de un liderazgo colectivo
Peraza subrayó la falta de un liderazgo claro y colectivo dentro de la oposición, lo cual ha debilitado los esfuerzos por crear una propuesta política sólida.
“No hay un liderazgo claro, porque no se tiene claro cómo es que va a surgir ese liderazgo”, afirmó.
Esta falta de dirección ha generado que, en lugar de trabajar juntos hacia una meta común, los diferentes grupos estén más preocupados por cómo se distribuirá el poder.
Peraza destacó que, mientras algunos actores dentro de la oposición abogan por una estructura más horizontal y participativa, otros favorecen una verticalidad que permita una toma de decisiones más rápida y centralizada.
La participación de los jóvenes
El rol de los jóvenes en la política nicaragüense post-2018 fue otro de los temas discutidos. Peraza reconoció que, a raíz de las protestas de abril de 2018, una nueva generación de jóvenes ha comenzado a interesarse y participar en la política del país. Sin embargo, destacó que muchos de estos jóvenes aún carecen de una identidad política definida.
“Muchos jóvenes estaban apáticos a la política antes del 18 de abril, y aunque ahora han asumido un rol crucial, aún no tienen claro qué quieren o cómo estructurar la nueva Nicaragua que están buscando”, comentó.
A pesar de esto, Peraza se mostró optimista respecto al futuro político del país, subrayando que los jóvenes nicaragüenses tienen el potencial de liderar un cambio profundo.
Unidad en la diversidad: ¿Un ideal alcanzable?
La noción de “unidad en la diversidad”, un concepto defendido por el filósofo nicaragüense Alejandro Serrano Caldera, fue central en la conversación.
Aunque la unidad sigue siendo un objetivo deseado por la mayoría de los grupos opositores, la realidad es que la diversidad de identidades dentro de la oposición —que incluye liberales, progresistas y miembros de la sociedad civil— ha complicado los esfuerzos para lograr un consenso.
Peraza enfatizó que, aunque el término “unidad” ha sido satanizado por algunos sectores, sigue siendo crucial para cualquier propuesta de cambio en Nicaragua.
“A pesar de que algunos prefieren hablar de coordinación o acercamiento, la unidad sigue siendo esencial para presentar una propuesta sólida al país”, sostuvo.
Hacia una propuesta política viable
Para Peraza, la construcción de una propuesta política viable debe ser el primer paso hacia la unidad.
“Hay quienes abogan por primero crear una propuesta y luego definir los liderazgos, mientras que otros prefieren escoger primero a los líderes y después desarrollar la propuesta”, explicó.
Este debate sobre el orden de las prioridades ha generado tensiones dentro de la oposición, ya que no todos los actores coinciden en cómo proceder. Sin embargo, Peraza insiste en que cualquier solución debe ser inclusiva y reflejar la diversidad de opiniones y visiones dentro de la oposición nicaragüense.
Peraza dejó claro que la oposición nicaragüense enfrenta desafíos significativos en su lucha por la unidad: las diferencias personales, la falta de un liderazgo claro y las tensiones ideológicas han impedido hasta ahora que los diversos grupos opositores se unan bajo una misma bandera.
Sin embargo, la construcción de una propuesta política inclusiva y la participación activa de los jóvenes ofrecen una luz de esperanza para el futuro de Nicaragua.
“No será fácil, pero es necesario seguir trabajando hacia una solución que refleje la voluntad de todos los nicaragüenses”, concluyó Peraza.
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