Las bravuconadas del comandante y su consorte despotricando en contra del imperialismo, han tocado fondo, no cabe duda. Ha quedado al descubierto que el acre e incendiario discurso anti yanqui, es oropel puro, y que la dependencia del régimen de todo lo que significa “imperialismo” va más allá de lo visible y lo invisible. Las fanatizadas fuerzas serviles al régimen guardan silencio sepulcral, mientras los plumíferos y propagandistas más rastreros, han mostrado su incapacidad de asimilar las lecciones de sus pares de Pekín y Moscú, de convertir verdades en mentiras.
El caso de la compañía estadounidense, Riverside Coffee versus la República de Nicaragua, ha dejado al descubierto el poder del dólar y el respeto a la institucionalidad del mercado global de parte de la actual dictadura, a la vez que desvela la insolvencia política y económica de sus amos rusos, chinos e iraníes. El juicio se desarrolla en el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones del Banco Mundial, con sede en Washington, es decir en las “mismas entrañas del enemigo”, en el buen decir de los militantes revolucionarios. Hasta allá han sido enviados funcionarios públicos de las entidades involucradas en la ocupación, destrucción y saqueo de la Hacienda Santa Fe, ubicada en San Rafael del Norte Jinotega, propiedad de la mencionada compañía.
La demanda en mención procede al amparo de la cláusula de seguridad jurídica y protección de la inversión, estipulado en el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centro América y República Dominicana (DR-CAFTA), y va por la suma de poco más de 689 millones de dólares. Para su defensa, el dictador contrató una conocida y costosa firma de abogados estadounidense, Baker & Hostetler, cuyos honorarios serán pagados con la abultada cartera de ingresos provenientes de los contribuyentes nicaragüenses, manejada a total discreción por la mafia familiar residente en El Carmen.
Cuando todavía no terminamos de pagar la piñata sandinista de los 80, adquirimos nuevas deudas en esta segunda etapa dictatorial, sólo queda imaginar cuántos nicaragüenses estarán dispuestos a aceptar una salida de la dictadura con un “borrón y cuenta nueva”, incluyendo los asesinatos, encarcelamiento, persecución, tortura y expulsión sufrido por miles de ciudadanos. Quienes promueven esa oprobiosa salida, tienen la palabra.
Ezequiel Molina
Julio 10, 2024
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